El timón de mi vida

Me he perdido entre excepciones,
he enraizado en el suelo templado,
me he cubierto de polvo y hojas,
recogiéndome en mi difusa identidad.

Ya ni siquiera los pequeños placeres
logran que me vuelva a sentir viva,
tengo el corazón dormido por vacaciones
y no me entra nada más en la cabeza.

Siempre tengo las manos y los piés fríos,
los sueños y la ilusión congelados,
ausente y tumbada durante el día;
por la noche, medio viva ante el televisor.

Salgo por salir, bebo por perderme,
sonrio para ser feliz, y a veces lo consigo;
intento no llorar nunca, no sea que,
algún día, encuentre demasiados motivos.

Ya no controlo nada en mi vida,
todo se me escapa entre las manos,
tengo demasiada melancolía
para tan poca constancia y decisión.

No es que sea una persona negativa,
solamente cínica, lúcida y sensible,
con excesivo sentido del humor
y poca capacidad para indignarme.

Es difícil que cambie de opinión,
aunque es muy fácil cambiarme de postura,
mi empatía me obliga a doblegarme
hasta desaparecer en la pasividad.

El desorden de mi vida soy yo,
y si ahora huyo, me seguirá a donde vaya,
no sé aceptar ayuda de nadie
y empiezo a cansarme de estar sola.

Puede que no sepa estar sola,
hacer cosas sola,
llevar yo sola
el timón de mi vida.

2 comentarios:

Lila dijo...

Me gusta la poesía coherente con lo que es uno mismo, y esta es muy buena, creo que todos pasamos por estos estados.

Un beso.

Mateo Bellido dijo...

Me sorprende leer en alguien tan joven tanta madurez y experiencia.
Tus poemas son de verdad buenos.Tienes sencillez y claridad de ideas.No temas vivir más y arriesgarte, aun a riesgo de perder la vida en el intento.
Sigue escribiendo, te seguiré, pero no en silencio.
Besos de complicidad.