Sin tu saberlo

Ahora me estás tocando,
aunque estés donde estés,
pese a lo que estés haciendo,
no puedas saberlo.

Siento la caricia del recuerdo,
dulce, sutil, inconcluso y tierno,
vibrando en toda mi piel
como la gota en el lago de espejo.

Aspiro tu aroma en mi cabeza,
te acaricio, jugando con tu pelo,
enredándome en tus cabellos;
y tu no puedes saberlo.

Te digo mil palabras al oído,
beso mil veces más tu piel,
hasta la extenuación, te miro;
y tu no puedes saberlo.

Aunque no quiera,
te busco con anhelo,
sin sentido, disimulo;
y tu no puedes saberlo.

De lejos, intentando ignorarte
estoy pendiente de tu voz,
de tus palabras, de tus ojos,
cuando me tocan por azar.

De vez en cuando te hablo,
con nerviosa, orgullosa cordialidad,
y te miro, con ojos ardientes,
y me asusto, y me voy.

Un contacto tuyo me eriza,
me daña y me desnuda,
y quiero más, y no quiero,
y tu no puedes saberlo.

¿Por qué tanto alboroto?
¿Por qué tantas palabras?
¿Por qué tanto revuelo?
¿Por qué, por qué no quiero?

Parece mentira... todo lo que eres
y en realidad no eres nada;
no hablamos, no nos miramos
ni nos tocamos, voluntariamente.

No puedes saberlo
porque yo no quiero,
porque cuando se explica un sueño,
entonces, deja de serlo.

Y tu, tu sin saberlo.

No hay comentarios: