Te veo acercarte a mis pasos
a lo lejos siento en mi piel
tu aliento fresco, salado
y el murmullo de miel.
Me relajo caminando
entre tus cabellos delicados,
móviles, pequeños, mojados,
que me abrazan sin querer.
Me acerco a ti en silencio,
meciéndome contigo,
subida a la tierra,
antes de sumergirme
en tus palmas abiertas.
Me desnudo lentamente
con miedo al frío y al calor,
a tus apasionados besos,
a tu murmullo, a tu fervor.
Paso a paso, mojándome,
mojándome en tu saliva,
salada, como tus lágrimas,
bailando entre tus olas de vida.
Todo tú eres paisaje,
el reflejo de mi cielo,
el príncipe azul, profundo,
de mis sueños.
Nado en tus lágrimas,
en tus olas de locura,
en tu tierra mojada,
en tus reflejos sin figura.
Dentro de tu alma,
encuentro mil criaturas;
algunas, venenosas,
y algunas, maravillas.
A veces quisiera vivir en ti,
atormentarme en tus mareas,
ahogándome en tus besos,
nadando en tus abrazos,
flotando siempre en tu cabeza.
Quisiera ser un río,
que desembocara en tu cuerpo,
fundiéndome contigo,
perdiéndome en tu aliento.
Quisiera darte todo;
hasta mis lágrimas,
hasta la tierra, y mi cielo,
hasta la última gota de mi cuerpo.
Todo tu eres paisaje,
el reflejo de mi cielo,
el príncipe azul,
profundo, de mis sueños.
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